Mil maneras de hacer un regalo

El regalo es una parte importante de nuestra vida social que nos acompaña desde que tenemos uso de razón, siendo una de las maneras en la que mejor se ejemplifican los premios. Ya cuando somos niños asociamos el regalo a los momentos más felices de nuestra vida y son aquellas épocas en las que se hace presente las que realmente marcan la infancia. Reyes, cumpleaños, primera comunión, fin de curso… ¿Qué sería de estas fechas tan señaladas sin no les acompañara en el calendario la ilusión por un regalo?

Entregar un regaloTodos hemos estado en ambos lados de la situación: los que dan un regalo y los que lo reciben, teniendo conocimiento de muchas maneras de hacerle frente a ambas partes. Recibir no implica muchas variantes: poner buena cara cuando no nos entusiasma el regalo y controlar el entusiasmo cuando nos gusta en exceso y no queremos herir al resto de personas que han pensado en nosotros. Entre estos dos polos existen muchos matices, incluso fuera de ellos: maleducados los hay en todas partes (aunque haya “detalles” que merezcan ir directamente a la basura). Pero, ¿cuántas maneras existen de hacer un regalo?

Para empezar, la forma de presentarlo es tan variopinta que el envoltorio en sí mismo ya representa para algunos un regalo. Papel de envolver con diseños variopintos, una caja primorosamente decorada con un lazo, una sencilla bolsa de plástico, papel de periódico con cientos de capas que se convierte en una tortura para quien desenvuelve, latas de metal que encierran al regalo a la espera de un abrelatas… Eso sí: abstengámonos de utilizar el papel de regalo del propio establecimiento, que la única pista de la compra sea el ticket que entregaremos sólo si verdaderamente no gusta.

Ahora centrémonos en el objeto en sí. ¿Qué impresión queremos dar? Regalos de compromiso, de pareja, por convicción, de último recurso, reciclados, del amigo invisible, regalo en forma de tarjeta o vale… Cada persona tendrá sus gustos, por lo que conviene adaptarse al máximo a ella. Luego todo dependerá de cómo sean nuestras relaciones en el momento, son muchos los que aprovechan una fecha señalada para entregar su rencor con forma de regalo. Hagamos un esfuerzo y pongamos los cinco sentidos en encontrar lo más apreciado. ¿Qué está algo triste? Un pequeño viaje puede ser una buena opción. ¿Está en el paro? Lo ideal sería un trabajo pero, como va a ser difícil, podríamos pensar en algo que le llene el tiempo libre, como un buen libro, por ejemplo. En definitiva: adaptemos nuestro regalo a la situación. Al fin y al cabo tiene que simbolizar alegría.

¿Y la mejor manera para entregarlo? Hay gente que se pelea por ser los primeros, otros prefieren ser los últimos, están los que no destacan procurando mezclar su regalo entre los demás sin decir a quién pertenece… El momento de entrega es crucial y nuestros gestos tienen que ser muy medidos. La sonrisa es obligatoria si lo entregamos en mano, aunque también si lo hacemos de forma anónima, sin exaltarnos cuando le llegue el turno a nuestro regalo. Excusarnos antes de que lo abra diciendo que no le va a gustar añade responsabilidad al agasajado, que tendrá que demostrar que sí le gusta aunque tenga que fingir para ello. Las fotos en el momento de la apertura también quedan bien siempre que las hagamos con todos los regalos y no sólo con el nuestro, trasladando esto al tema de los comentarios positivos. Para terminar, deberemos guardar siempre el ticket, pero sólo entregarlo en el caso de que el destinatario esté verdaderamente convencido de que su regalo no es para él, ya que siempre hay muchos que prefieren lo que hacían sus abuelas cuando eran niños: darles el dinero y “que se compren lo que quieran”.

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