Los felpudos son el primer elemento que vemos en cualquier casa antes de entrar en ella y, curiosamente, no solemos prestarle toda la atención que merece a este verdadero recepcionista. Solemos tenerlo exclusivamente para limpiarnos los pies antes de entrar en el domicilio, pero puede ser mucho más que eso: todo un representante de nuestra decoración y del carácter que transmitimos con ella. ¿Por qué utilizar los mismos felpudos que el resto de la gente con la cantidad de ellos originales que existen? Quizá no hayamos visto muchos más modelos aparte de los comunes que traen el tan famoso «bienvenido», por eso os vamos a mostrar otros ejemplos de felpudos con los que podréis darle un toque diferente a la puerta de casa sin sacrificar por ello su verdadera utilidad: la de limpiar las plantas de los zapatos.
La originalidad ha llegado a los felpudos de la misma manera que lo ha hecho con el resto de elementos de la decoración hogareña. Con diferentes formas y colores, diseños graciosos que impones una chispa de simpatía a la puerta del domicilio, con diferentes inspiraciones… La oferta es tan amplia que conviene dejarse llevar por la curiosidad hasta encontrar aquel que más se ajuste a nuestro carácter. ¿Viajamos mucho por placer o por negocios? Un felpudo inspirado en los paneles con los vuelos en los aeropuertos puede ser ideal. ¿Aficionado a las palabras? Felpudo con forma de Scrabble, para limpiarse los pies con el poder de las letras. ¿Y qué tal uno con el célebre Pac-Man? Los aficionados a los videojuegos le conocen al dedillo, incluso los que no acostumbran a jugar habitualmente, por lo que es una de las elecciones más curiosas de entre todos los felpudos.
Sí, incluso el objeto más insignificante puede decir más de una familia que ella misma. Muchos dicen que «hasta el rabo todo es toro» y, haciendo una analogía a esta frase tan popular, podríamos decir: «hasta el felpudo todo es casa». ¿Vamos a arriesgarnos a que nuestras visitas reciban una mala impresión antes incluso de entrar? No, claro que no.