Si nos referimos a las mascotas más clásicas dentro del hogar, el rey de ellas sería el perro. Animal de compañía que ha estado al servicio del hombre desde tiempos inmemoriales, ha sufrido los mismos cambios que este, adaptándose a ellos de la misma manera que nosotros nos adaptamos a la vida sedentaria y cómoda que, en general, tenemos ahora. Y si el perro es el rey, ¿al gato no le corresponde el sitio del príncipe? Lo cierto es que nuestro felino más casero tiene una verdadera vida de realeza, su actitud suele ser calmada, consentida y, ante todo, cariñosa. ¿Es realmente tan diferente el gato del perro? Todos aquellos que hayan podido comparar seguro que responden afirmativamente a la pregunta, la autonomía e independencia del gato son sus factores más determinantes en cuanto a carácter.

El gato se hace con el trono de cualquier casa, aun siendo el príncipe. Con su carácter sigiloso consigue que sus actos sean mucho menos alborotadores y traviesos que los de los perros, haciendo de sus costumbres más calmadas toda una ventaja para aquellos dueños que buscan un animal de compañía que sea tranquilo y sencillo de cuidar. El gato es independiente y autónomo para la comida y para sus necesidades: ni se da atracones aunque le llenemos su comedero hasta los topes ni necesitaremos sacarle de paseo, él solo utiliza su arena sin que debamos preocuparnos de otra cosa aparte de cambiársela regularmente. El gato tampoco es una mascota que se haga muy pesada a la hora de demandar su cariño: ni lo tendremos encima constantemente ni se nos lanzará con la alegría de no habernos visto durante unas horas. Si lo que buscamos es un animal de compañía apto para todos los espacios y vecindarios no hay ninguna duda: un gato será nuestro mejor amigo.

Decidamos lo que decidamos, hemos de tener bien claro que nuestro entorno está perfectamente dispuesto para adquirir una mascota. Todas tienen sus necesidades y el gato no es ninguna excepción, por mucho que se pueda mostrar más solitario o independiente que otros animales. Por eso, no busquemos una mascota sólo por el hecho de que nos apetezca. Si no estamos preparado para dar cariño tampoco lo estaremos para recibirlo de nuestro gato.