Diario de una vida de perros: en casa ajena

ste fin de semana ha sido largo, diario, seguro que te acuerdas de que el viernes no vine a poner mis patas sobre tus teclas. Y es que mis dueños se fueron unos días ellos solos, con el bebé, dejándonos a Orión y a mí con la dueña de Pantuflo, con él mismo y con sus tres compañeros. Ya ves, una casa inmensa para seis perros, de ahí salió una buena fiesta. Más divertida que ver a un Caniche haciendo el pino…

Orión y yo llegamos el viernes por la mañana, y antes de que se nos echara encima la hora de comer ya nos habíamos hecho a la casa. Tiene un jardín tan grande que serviría para hacer carreras de caballos, y tantos huecos y escondites que se podrían esconder allí todos los huesos de una carnicería. No te exagero, diario, me lo he pasado bien perro este fin de semana. Y Orión ni te cuento, ayer por la tarde no quería volver. Se puso tan tozudo que mi dueño tuvo que llevarle en brazos a nuestra casa. Y parece que pesa, porque esta mañana no los podía levantar ni para coger nuestra correa. ¿Cómo es posible que los humanos se quejen tanto al día siguiente de haber hecho un pequeño esfuerzo? Si nosotros hiciéramos lo mismo, lo único que ladraríamos serían quejas…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.