Diario de una vida de perros: perreza

é días más aburridos he tenido, diario, no me entraban ganas ni de aporrearte con las patas. Imagina que tampoco me apetecía salir de paseo, más que nada porque odio mojarme por obligación. Así que, ¿qué se puede hacer estando encerrada en casa y sin poder apenas poner una pata en la calle? Dormir y hacer el perro, por supuesto, he dormido más que un perezoso estando de puente.

Perezoso… Sí, pereza es lo que he tenido durante estos días. O perreza, que me encanta inventarme nuevas palabras. Y es que sólo me he movido de mi cama a la cocina, de la cocina a mi cama, de la cama a molestar a Orión, que estaba en la suya, después iba a buscar las caricias de mi dueño bebé, volvía a la cama, me echaba la siesta… Y también salí unas pocas veces en contra de mi voluntad para vaciar la vejiga, mientras trataba en lo posible de no ensuciarme las patas. ¿Y Rodolfo? Le he echado tanto de menos… A ver si mañana podemos ladrar largo y tendido, que me da la impresión de que la lluvia se retira a dormir entre las nubes. ¿También tendrá perreza? Seguro que sí, después de haber trabajado tanto…

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