Diario de una vida de perros: costumbres extrañas de Navidad

stos humanos tienen costumbres muy raras por Navidad, diario, ayer lo comentaba con Rodolfo. Y no te creas que el hecho de comerse la mitad de las reservas para el año en unos pocos días es lo más extraño, que luego está lo de juntarse toda la camada en una casa aunque se lleven tan mal como un gato y una piscina, adornar la casa con los objetos más extraños para luego quitarlos pocos días después, ponerle comida y bebida a unos camellos imaginarios y la costumbre más extraña de todas: cantar villancicos. Cómo explicarte lo que es un villancico… Ya sé, Rodolfo lo definió perfectamente: como si un gato entonara una canción mientras le pisan el rabo…

Y es que ayer vimos un coro de niños recorriendo las casas mientras iban recitando una especie de maullido estridente que iba despertando ladridos conforme avanzaban por la urbanización, hasta que, al final, ningún perro se quedó sin aportar su granito de arena. Ni yo tampoco, claro, fui con Orión hasta la verja y no paramos de ladrar hasta que se caminaron calle abajo. Pero eso no es todo, ¿sabes lo mejor? ¡Les pagan! Sí, estas costumbres humanas son muy extrañas. Si tú alborotas ladrando te riñen, pero si un niño canta le premian.

¿Sabes qué? Voy a montar un grupo perruno con Rodolfo y Orión, nos vamos a llamar “Los perros del coro”. Y pediremos galletas y filetes, esta Navidad nos vamos a llenar el estómago…

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