Las moscas son una de las pesadillas del verano y de la temporada que se prolonga meses hacia atrás y hacia adelante de dicho verano, estando encima nuestro casi siempre que hace algo de calor. Puede que nos acabemos acostumbrando a ellas, aunque eso siempre depende del número: hay veces que resulta imposible estar en la terraza debido a los molestos revoloteos de estos insectos, pudiéndose hacer poco por evitarlo aparte de acabar con las susodichas moscas. Y no es cuestión de echar constantemente insecticida ni de poner los aparatos ahuyenta moscas si descansamos al aire libre, encontrando en la pala matamoscas al objeto clásico contra las molestias aladas. Accesorio que ha evolucionado en la mecánica sin perder el concepto de base, consiguiendo que el matamoscas Smack sea un objeto divertido, único, sorprendente y que, además, ayude a estar más a gusto en casa o en cualquier otra parte. Os lo recomendamos encarecidamente: no podréis vivir sin él. Siempre que las moscas se hayan empeñado en convivir con vosotros, claro.
Siendo un matamoscas de estilo simple, funcionando con el método expeditivo de aplastar a lo que revolotee, lo cierto es que el matamoscas Smack innova suficientemente en términos de ingeniería, habiendo adaptado un mecanismo de pistola al mango del accesorio. Y consiguiendo con ello que matar moscas se convierta en una «diversión», por poco naturalista que sea este juego. Sólo tendremos que cargar el matamoscas retirando las palas hacia atrás, prepararnos para pulsar el gatillo cuando tengamos la mosca a tiro y disparar, quedando el insecto entre las dos manos de plástico. Además, posee un añadido: el matamoscas Smack presenta una diana en una de las manos, pudiendo sacar mayor puntuación conforme la mosca quede más en el centro. Si en casa tenéis muchas revoloteando, podréis pasar un buen rato mientras ahorráis en insecticida; ahorrando con ello en salud, claro.
El matamoscas Smack ya está disponible en nuestra tienda de regalos online, aguardando a que encarguéis el vuestro para hacerle compañía a vuestras moscas. Compañía non grata, por supuesto: no va a quedar ni una en pie. O sobre sus alas, claro…