¿Qué tienen las bodas que no hay persona que no protagonice un matrimonio al menos una vez en su vida? Es como el peaje de una autopista, tarde o temprano te toca detenerte para seguir avanzando. O soltar el dinero, ya sabemos que las bodas no son precisamente baratas. Entre ceremonia, banquete, ropa, peluquería y muchas otras banalidades se nos escapan los fondos como si cayeran en un pozo tan oscuro como profundo. Aunque siempre tenemos algo a nuestro favor: los regalos. Vale, no hay que ser materialista, pero, ¿por qué no amortizar con los regalos de boda parte del sufrimiento que nos costará esta última? Sí, esto no es nuevo, hace siglos que está inventado.

Los regalos de boda constituyen el otro lado de la balanza, aquel por el que hay que luchar para que el déficit se equipare. Pero aún queda un obstáculo por salvar, quizá el más rastrero desde el punto de vista de quien se siente manejado: procurar que los regalos que recibamos en nuestra boda sean originales. ¿Quién quiere varias licuadoras cuando en su vida ha pisado una frutería?

Está claro que todas estas premisas desencadenan en la archiconocida lista de boda. Muchos pensarán que es aprovecharse de los invitados, aunque nosotros hemos de tener claro que sólo es actuar de forma práctica. Además, ¿no estás solucionando el problema que tienen los invitados a una boda para encontrar un regalo original que se ajuste mínimamente a la pareja? Las listas de boda son como las de reyes, pero en versión adulta. De pequeños plasmábamos nuestros deseos en un trozo de papel para que luego nuestros padres eligieran lo más económico, ajustándose al presupuesto sin decepcionarnos tampoco a nosotros. Ahora, también debemos de tener en cuenta eso: nuestros invitados agotarán primero los regalos más baratos. Así que, ¿por qué no equiparar toda la lista al mismo nivel?

Relojes de pared, joyeros, teléfonos, enfriador de bebidas… Las opciones disponibles como regalos originales no tienen fin, convirtiendo cualquier compromiso en satisfacción. Incluso en una boda. Así que, sabiendo escoger, podremos armar una lista que, además de resultar práctica para nosotros, también facilite la vida de nuestros invitados. ¿Quién ha dicho que no se puede conseguir todo?