El final de mes trae consigo el mejor de los alivios: una nueva nómina. O un respiro para nuestro cinturón. La nómina es en sí misma un regalo, sobre todo en los tiempos que corren, aunque no debemos de olvidar que es el fruto de nuestro esfuerzo diario, la recompensa a los madrugones y disgustos laborales. ¿Por qué no alegrarnos el comienzo de mes con un regalo? Ese pequeño detalle que nos permitimos con cada nueva nómina es un buen aliciente para seguir trabajando. No hay que alabar el consumismo, pero a todos nos gusta darnos algún capricho.
No falla: esas miradas a la cuenta corriente, ese nerviosismo ante la llegada de la cuota de la hipoteca viendo que los fondos son escasos para pagarla, ese recorte en el gasto hasta lo imprescindible… estamos a fin de mes. Aunque hay algo que alivia al instante como si de un milagro se tratase: la nómina. Y con su llegada empiezan los deseos, sobre todo cuando los pagos han pasado a la historia del mes pasado: un móvil, una televisión, una escapada de fin de semana o un pequeño capricho acorde con nuestras posibilidades. Y eso es lo que nunca debemos de olvidar a la hora de hacernos un regalo: hay que tener claro hasta dónde podemos llegar. Ver dinero fresco en el banco con la llegada de la nueva nómina siempre espolea las ganas de gastar, aunque hay que contenerse. Hasta cierto punto, claro, hemos de ser inteligentes para reservarnos ante lo que pueda pasar.
El trabajo es agotador, pero también es un regalo. Permitirnos un detalle es la recompensa a ese esfuerzo, al fin y al cabo también lo merecemos. Podemos comprar algo que nos resulte útil y a la vez ilusione, los regalos prácticos son doblemente atractivos, siendo cada nómina un nuevo punto de partida en el camino a la madurez. Sí, administrar bien el dinero es un síntoma de haber sentado la cabeza, pero eso no significa que no podamos permitirnos el lujo de seguir siendo niños. ¿No estimulan las sorpresas nuestro lado más infantil? Hacernos un regalo no es una sorpresa, a no ser que tengamos más de una personalidad, pero sí se consiguen idénticas ilusiones. Y estas siempre se renuevan con cada nueva nómina.
Enhorabuena por la nónima. Sí, hoy en día no se puede uno permitir mucho caprichos, sino más bien administrar bien las pagas.