Hacer un regalo puede ser sencillo o complicado, todo depende del esfuerzo que le dediquemos a ello. También de aquel que va a recibir el regalo, porque no es lo mismo buscar algo para una persona que ya lo tiene todo (y, normalmente, de mejor calidad de la que nos permite nuestro bolsillo) que hacerlo para alguien al que no le alcanza ni para comprarse un cinturón con el que apretarse. Claro, muchos dirán que el dinero no es lo más importante en un regalo. Y es cierto. Pero a la intención no se le puede envolver y colocar un lazo.
Empecemos por lo más importante: ¿cuánto nos vamos a gastar? «Nada», diría por lo bajo el más rácano. Bien. Sin llegar a ese extremo, hay que tener en cuenta que existen muy buenos regalos por poco dinero. La calidad no está reñida con el precio y existe tal variedad de tiendas que no resulta difícil encontrar algo que se adapte a nuestro criterio. Con 0 euros seguramente no nos tomarán ni el pedido, pero con algo más de inversión, y teniendo tiempo por delante, internet nos brindará buenas oportunidades. Nuestro beneficiario lo agradecerá. También la tarjeta de crédito.
Teniendo claro cuánto nos vamos a gastar pasemos a concretar el regalo en sí. Los gustos de aquel que lo recibirá son cruciales, por lo que deberemos de prestar atención a sus aficiones si no le conocemos lo suficiente como para que ya nos haya machacado con ellas antes. Si lleva un móvil a la última seguro que le apasiona la tecnología. Y entonces está claro: una videocámara, un MP3… Si le gusta la cocina se puede probar con algún artículo diseñado para enriquecer sus platos. Si le gusta el vino, ¿qué tal una vinoteca? O un GPS que le ayude a volver a casa.
Siguiendo con la línea de pasos encaminada a adquirir el mejor regalo, y teniendo ya claros nuestros objetivos, toca planear el sitio ideal para comprarlo. El tiempo es dinero, eso lo saben hasta los fabricantes de relojes, así que, cuanto menos tardemos en encontrar el regalo, más nos ahorraremos, pudiendo invertir ese ahorro en el regalo en sí (o en nosotros). Además, siempre queda bien exagerar sobre lo mucho que nos ha costado escoger el detalle. Las tiendas físicas tienen la ventaja de poder contemplar realmente la compra pero, en el caso de que debamos visitar más de una, perderemos el tiempo, y la paciencia, entre paseos y carreras contrarreloj. Las tiendas virtuales han revolucionado nuestro tiempo brindándonos la oportunidad de visitar multitud de escaparates con sólo unos clicks, haciendo sencilla la tarea de comprar un regalo y, además, al mejor precio. Además: permiten enviar directamente la compra a aquel que va a recibirla, toda una ventaja para el más vago. O para el que quiere hacer un regalo anónimo.
Bien, ya tenemos la compra. Si lo hemos hecho todo correctamente tendremos el regalo perfecto, aquel que buscábamos. Y si lo hemos hecho mal… Para algo están los tickets y los servicios de devolución (o eBay). Buscaremos un buen papel de envolver, un lazo y sólo nos queda esperar a la fecha en la que entregaremos nuestro regalo. Seguro que será toda una sorpresa, la cara de quien vaya a recibirlo será la prueba.