Mascotas extrañas para tener en casa: los monos

De mascotas hay muchos tipos, algunas tan raras que nadie podría decir que se las considera como tal, y la de hoy es una muestra: el mono. Pocos son las razas de monos que encajarían como animal doméstico debido a su tamaño, aunque también habría que decir que no son animales que puedan ser fácilmente domesticados. De hecho, no son legales como mascotas en muchos países del mundo, pero eso no es obstáculo para que haya muchos hogares que decidieron adoptar uno. Siempre de razas pequeñas que para grandes ya estamos los humanos.
Casi todos recordamos al mono de Marco. Aquel entrañable mono (hablo de Amedio) que acompañó al protagonista de los dibujos animados por medio mundo hasta localizar a su madre (la de Amedio). ¿Cómo no iba a incitar la adopción de un simio como mascota si ya nos hemos criado de pequeños con ellos? Todos nos imaginamos un pequeño mono acompañándonos mientras va subido a nuestro hombro como si se tratara de un loro, nos lo imaginamos jugando con ellos como lo haríamos con nuestros amigos y, por qué no, como un pequeño hijo al que enseñarle todas las trastadas posibles sin necesidad de sentirnos culpables. Pero, ¿es todo tan bonito como aparenta? Ni mucho monos. Digo, menos.

¿Alguien no ha visto Friends? Sí, Ross tuvo un mono capuchino llamado Marcel durante unos episodios y, gracias a eso, comprobamos como no son lo mejor en cuestión de mascotas. Son traviesos, indisciplinados, algo guarros… Por algo los hombres descendemos de ellos, pero parece que hayamos perdido el vínculo (no todos, claro). Los monos son tan ágiles que no hay lámpara que no acaben conquistando ni techo de armario en el que no depositen su trasero, con todas las consecuencias que ello supone. Pueden hacer de nuestra despensa un espejismo o harapos la camisa más cara que tengamos. Eso sí: pueden ser un buen ahuyentador de visitas. Por no hablar de lo efectivos que son con los piojos de nuestros hijos.

Desde aquí no incitamos a nadie a que adquiera un mono como mascota, una casa no es el mejor hábitat posible para esta especie. Pero sí destacamos lo curioso que puede ser visitar a alguien que tenga uno. Seguro que todos tenemos anécdotas de monos, así que: ¿cuál es la tuya?

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