Los recuerdos están compuestos por imágenes y el mejor lugar en el que guardar dichas imágenes para que siempre nos recuerden a ese momento es uno de tantos marcos de fotos que podemos encontrar, con la variedad tan apabullante como las propias fotografías que acabarán conteniendo. Según sean los marcos de fotos así realzarán las imágenes de esos recuerdos, que acabarán decorando cualquier rincón de nuestra casa igual que decoran nuestra memoria. Sí, ahora los marcos de fotos son capaces de mostrar una cantidad de fotografías casi infinita pero, si algo tienen los más clásicos que los digitales jamás podrán igualar, es que los primeros disfrutan de una mayor cantidad de diseños, pudiendo engalanar cualquier decoración sin que por ello desembolsemos una gran cantidad de dinero. Al fin y al cabo, ¿no hemos crecido viendo los marcos de fotos de nuestros abuelos, padres y resto de familia y amigos que confiaban sus recuerdos a la magia de las instantáneas?

El mundo cambia a una velocidad de vértigo, consiguiendo que objetos que parecían inamovibles evolucionen hasta el extremo de la noche a la mañana. Pronto nos hemos visto rodeados de marcos de fotos digitales, esos artilugios que han triunfado cuando tocaba un regalo a nuestras madres o abuelas. Pero no siempre tienen buena aceptación, la sensación de calidez no es la misma si los comparamos con las fotografías montadas sobre marcos de fotos más clásicos. La cercanía que reflejan los materiales más nobles, la imagen que permanece inalterada a través del tiempo, el marco que envejece junto a la propia imagen o la posibilidad de destacar un rincón de la casa con un gesto tan sencillo como elegir una de nuestras mejores fotografías y enmarcarlas, colocándolas tan cerca nuestro como los propios recuerdos. ¿Proporcionan los marcos de fotos digitales las mismas sensaciones? Para algunos seguramente sí, pero para la gran mayoría no. No por ser clásico se es antiguo: por más que no se lleve la impresión de fotografías en papel no quiere decir que no nos guste tener las más cercanas en este formato. Cercanía, calidez, ciertas dosis de melancolía… sensaciones propias de las imágenes en papel. Y de los marcos de fotos que las acompañan, por supuesto.