Se acerca San Valentín y todos los que estamos en pareja ya tenemos marcada esa fecha en rojo, tanto si nos gusta recibir el tan traído regalo enamorado como si lo hacemos simplemente por cumplir con una tradición que, si bien no sabemos si es realmente eso, acabamos cayendo en ella por la simple imposición de tiendas y centros comerciales. Seguramente aquí radica el problema cuando la gente se empeña en no prestarle atención a San Valentín: es un día creado para vender. Y puede que no les falte razón, pero también es una buena fecha para demostrar el cariño que le tenemos a nuestra pareja, sea con un regalo enamorado o de simple recuerdo en forma de beso, cena o cita en la intimidad. ¿No es cierto que en las parejas todo tiende a asentarse hasta hacerse monótono? San Valentín es uno de esos acontecimientos para romper el cotidiano día a día, igual que lo son los aniversarios, cumpleaños o cualquier otra fecha en la que las parejas celebran algo en común. Un regalo es una demostración de que se está enamorado. Si bien no es necesario que nos obliguen, ¿no es verdad que si no existieran fechas tan señaladas como la de San Valentín tenderíamos a no tener detalles con nuestra pareja? Convivir acaba matando los buenos deseos y un pequeño regalo enamorado puede ser una buena forma de reactivarlos.
El amor es un sentimiento con el que se comercia a menudo, y viene de aquí esa sensación de que suelen imponernos los momentos en el que hacer los regalos a las personas que queremos. Navidad, el día de la madre, el día del padre o San Valentín, todas estas celebraciones tienen al amor como nexo de unión, habiéndose convertido en un motivo para entregar un regalo, sea por parte del enamorado o del hijo, tanto da. Si no estamos convencidos de que debemos hacer un regalo no lo hagamos, pero tengamos en cuenta que cualquier detalle puede ser una verdadera alegría para la persona que queremos, venga en un día señalado como en uno cualquiera. San Valentín es sinónimo de regalo enamorado, también lo es de muchos otros sentimientos: amor, complicidad, unión, simpatía, cariño… Simbolizarlos en un regalo puede que no sea nuestra manera ideal de demostrarlos, pero seguro que, si nos esforzamos, encontramos la forma de hacer feliz con cualquier cosa, incluso con un simple beso. Al fin y al cabo, acordarse de nuestra pareja todos los días es lo realmente importante, no sólo hacerlo por San Valentín. Pero a nadie le amarga un regalo enamorado, seguro que nosotros mismos lo recibiríamos con ilusión.
Tanto si os gustan estas fechas como si no, acordarse de la pareja es una demostración de que realmente nos importa. Alejémonos de la obligación de comprarle un regalo, pero no nos olvidemos de decirle cuánto nos importa. Y si realmente queremos hacer un regalo enamorado, seguro que alternativas nunca nos faltan.