Nuestro perro es un miembro más de la familia, disfruta de nuestra compañía de la misma manera que nosotros disfrutamos con la suya. Cariñosos, comprensivos, juguetones… Quien tiene a una de estas mascotas en casa sabe bien lo mucho que la echaría en falta si no la tuviese. Y eso es algo que los que no tienen perros quizá no valoren: la compañía que proporcionan es totalmente incondicional, formándose un vínculo estrecho entre la mascota y su dueño. Tanto a la hora compartir el cariño como con los juegos, siendo estos últimos unos de los momentos más apreciados por todos. Juegos de perros pueden haber tantos como se le ocurra a nuestra imaginación, cualquier objeto o situación es susceptible de convertirse en entretenimiento. Ir detrás de una pelota, jugar a persecuciones, con un simple palo o revolcándonos por el suelo, cualquiera de estos juegos de perros es válido para entretenerse con ellos. Y no sólo repercute en su salud, también en la nuestra. Y en el estado de ánimo, eso puede comprobarlo cualquiera que se divierta con su mascota.
Los juegos de perros son esenciales en su crecimiento, como el resto de animales ellos también aprenden mediante el juego. Así, desde que son cachorros se acostumbran a correr, morder y revolcarse con nosotros y sus juguetes, si les enseñamos cómo han de jugar y con qué intensidad crecerán teniendo un comportamiento respetuoso y adecuado tanto con los objetos de la casa como con el resto de animales. Y es mediante los juegos de perros con los que también aprenderán a relacionarse con las personas, intuyendo qué actitudes son propensas a ellos y con cuáles tendrán que mostrarse sumisos y calmados. ¿Y qué mejores objetos para educar mediante los juegos de perros que los juguetes adaptados a ellos? Resistencia a las dentelladas, a los estiramientos y durabilidad, estas son algunas de las propiedades que han de tener esos juguetes, ya sabemos que los perros tienen muy buenos dientes.
Para participar en sus juegos, todos los dueños han de mostrarse con ganas y tiempo, compartiendo los momentos divertidos de su mascota y sumándose al juego como si fuera un participante más, pasándolo tan bien como ella. Corriendo, revolcándose, lanzando los juguetes para que vayan a buscarlos, esconderlos y esperar a que rastreen su localización… Muchos son los juegos de perros que podemos compartir con ellos, sólo nuestra imaginación pondrá los límites. Los perros, por supuesto, no tienen ninguno.