El verano es la época por excelencia para las vacaciones y los viajes de larga distancia en los que abandonaremos nuestro hogar durante varias semanas, dejando sin cuidado todos los objetos que se encuentran en él. Toca decidir el destino, el medio de transporte, el alojamiento, hacer las maletas… Y pensar qué hacemos con los seres vivos que se encuentran a nuestro cargo. Con las plantas es relativamente fácil, existen métodos de riego autónomos que conseguirán mantenerlas sanas y salvas hasta que regresemos a casa. Pero, ¿qué pasa con nuestras mascotas? Desgraciadamente, las vacaciones de verano también llevan asociadas el abandono de perros y gatos, algo que ha estado sucediendo durante años sin que se haya conseguido erradicar por completo, aunque sí mitigar. Los dueños de mascotas cada vez están más concienciados en contra del abandono de perros y gatos, pero nunca es suficiente, conviene tener presente todos los factores que llevan a ese lamentable suceso, evitándolos y asumiendo nuestros deberes y responsabilidades con las mascotas que adoptamos. «Él nunca lo haría», un eslogan tan cierto responsable.
La secuencia que desemboca en el abandono de animales, especialmente de perros y gatos, es casi siempre la misma: adoptamos una mascota por Navidad para nuestros hijos o por un simple capricho, esta crece necesitando de atenciones y alimento que pueden llegar a exceder de la capacidad de la familia y, en cuanto llegan las vacaciones y se plantea la idea de escaparse durante unas semanas, los dueños ven tan limitadas sus posibilidades de recreo que llegan a la conclusión de que la única manera de disfrutar de las vacaciones es deshacerse del animal que tanto cariño les regala pero, por contra, tanta atención necesita. ¿Os suena? A las carreteras también.
El único modo de evitar situaciones tan lamentables como el abandono de animales es conseguir que todos los dueños sean conscientes de sus obligaciones con los perros, gatos y demás mascotas que acogen en casa mucho antes de que lleguen a convertirse precisamente en dueños, en ese momento en el que la familia valora la idea de adquirir un cachorro. Todos debemos tener en cuenta que un animal no es un objeto ni se le puede tratar como tal. Por tanto, en el momento en el que entra a formar parte de la familia se convierte en un miembro de pleno derecho de esta, adquiriendo toda una serie de derechos y también, por supuesto, de obligaciones. Los cachorros deben aprender a comportarse, pero son los dueños los que han de enseñarle. Igual que a hacer sus necesidades, comer cuando les toca y respetar al resto de la familia, entre otras muchas cosas. Sí, todos sabemos que estas labores cansan, que seguramente preferiríamos hacer cualquier otra actividad antes que sacar de paseo al perro cuando regresamos del trabajo o no rompernos la cabeza buscando un lugar de vacaciones que acepten animales en el alojamiento, pero, como en todo, los pequeños sacrificios son los que nos devuelven las mayores alegrías. Y ver como la familia crece junto a la mascota no tiene precio. Esta regalará una experiencia de vida totalmente diferente, un amor incondicional que no se puede comparar con nada. ¿Realmente se merece que la abandonemos? ¿Que la dejemos en la carretera como si fuera un despojo de nuestro cariño?
Si os encontráis con el dilema de qué hacer con vuestra mascota ahora que estáis preparando el viaje de vacaciones, no os dejéis llevar por lo más fácil, existen multitud de alternativas que os sacarán del apuro. Albergues, el hogar de unos amigos, convencer a alguien para que se haga cargo acudiendo regularmente a vuestra casa… No tienen porqué ser soluciones costosas, seguro que encontráis alguna que se adapte a vuestro bolsillo. ¿O es que no os gustaría regresar de vacaciones y ver que vuestras mascotas os han echado tanto de menos que son capaces de recibiros con la mayor de las alegrías?
Es cierto, no deben abandonar a sus mascotas, por ese ni por ningún motivo, son seres vivos y merecen respeto; tanto como nosotros. Requieren de cariño y amor. Yo a mis perritos, no los dejaría por nada del mundo.
Estoy muy de acuerdo en resaltar que las mascotas no son objetos. Excelente artículo, lo compartiré.