Día 251.
¡Qué contenta estoy de ponerte las patas encima, diario! Estas vacaciones me han sucedido tantas cosas que espero poder contártelas todas, han sido unos días realmente emocionantes. Kilómetros por la carretera, paseos acompañada de Rodolfo, travesuras de Orión mordiendo las cuerdas de las tiendas de campaña… En fin, que voy a tener que darme prisa escribiéndote el mayor número posible de cosas, ya sabes que los perros no tenemos una memoria demasiado fiable.
El caso es que nos hemos pasado más de un mes yendo de un sitio para otro en caravana. A veces parábamos en uno de esos campings repletos de humanos reviviendo la vida de sus antepasados a base de dormir en el suelo y en otras ocasiones nos deteníamos en un claro de bosque o en algún lugar habilitado para aparcar caravanas a las puertas de un pueblo, con las calles repletas de olores nuevos de otros perros y farolas en las que dejar mi perfume. Ya ves, diario, he marcado más farolas que goles un delantero.
Y qué decir de Rodolfo… Ha sido el mejor acompañante que podría haber tenido. Si salir de paseo por lugares nuevos ya es emocionante, imagina el hacerlo junto a mi perrazo. Creo que han caído más lametones que cuando un Chihuahua intenta comerse un helado, aún tengo la lengua insensible…