Diario de una vida de perros: encontrado

yer pasé la tarde con el perro que estaba desaparecido, diario, al final lo encontramos nosotros cuando disfrutábamos de nuestro segundo paseo del día. Andábamos por uno de los descampados cerca de casa, yo me esforzaba al máximo oliendo cada rastro que despedía el suelo, seguí uno que me resultaba extraño hasta un grupo de pinos y allí estaba, tumbado a la sombra mientras echaba la siesta. Y totalmente tranquilo, por cierto.

Cuando vio a mi dueño se le echó encima a lamerle, es un perro tan joven que aún le pierden los impulsos del instinto. Le reconocimos al instante, claro, un Boxer color canela tan macizo como un trozo de asfalto no es algo normal que se vea por la calle. Afortunadamente, por cierto. Y conseguimos llevarle hasta nuestra casa, esperando a que su dueña regresara a la suya tras salir del trabajo.

La verdad es que es un Boxer muy majo, y no sólo por su aspecto físico. Es tan simpático que no pude parar de reírme en toda la tarde, sabe ladrar hasta chistes. Y parece que provocó algunos celos en Rodolfo, ayer se mostraba bastante romántico. Aunque lo mejor es que hay un perro menos desaparecido, fuera de ahí lo demás es superfluo.

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