stoy un poco preocupada, diario, a Rodolfo se lo han llevado al veterinario. Se ve que el pobre andaba un poco cojo de una pata, por algo de un salto que dio en su jardín persiguiendo a una urraca. Y así llevaba un par de días, sin poder apoyar esa pata, hasta que esta mañana su dueño acudió con él al veterinario. Voy saliendo cada dos por tres al jardín para comprobar cuándo llega, pero de momento no han aparecido…
Ayer me comentaba lo tonto que había sido por dejarse llevar por el instinto y acudir a perseguir a aquel pájaro que, según él ya sabía, sería imposible de atrapar por mucho que corriese y saltase. Pero claro, todos los perros tenemos ese noséqué que nos obliga a hacer las cosas que, seguramente, no haríamos si nos decidiéramos a pensarlas un poco, y cuando lo hacemos es, evidentemente, demasiado tarde. La persecución de otros animales, el arrastrar el trasero por el suelo cuando nos pica, marcar nuestro jardín cuando es imposible que entre ningún otro perro, ladrar a cada ruido que escuchamos fuera de casa…
En fin, espero que Rodolfo se encuentre bien y pronto regrese a su casa. Seguro que el instinto seguirá intacto en él, igual que en todos, aunque la pata puede que le haga pensar un poco más la próxima vez. Al menos yo lo haría. ¿O no?