Diario de una vida de perros: ola de calor

iario, qué calor hemos pasado estos últimos días… Si te digo que me he abonado a la manguera del agua fría como un cachorro a una pelota de tenis, ¿me creerías? Pues sí, he estado más mojada que una vez que me metí dentro de un río, pero ni aún así: el calor era sofocante.

A esto se deben de referir los humanos cuando dicen que el tiempo está loco, porque es totalmente cierto. ¡Si hasta hace poco todavía te podías tumbar al sol! Y ahora, si te descuidas, acabas más quemada que atreviéndote a comer la carne de una barbacoa, es asfixiante. Y encima Orión me roba los mejores sitios a la sombra, con lo bien que se está tumbada bajo el árbol… Pero no hay manera, basta que me ponga yo para que venga él a pegarse al costado dándome todavía más calor…

En fin, que no toca otra que aguantarse. Al menos las tardes son frescas, cuando se va el sol puedo estar un buen rato ladrando con Rodolfo mientras mis dueños preparan la cena. ¿Y sabes qué? Un sólo momento agradable ya compensa el resto de momentos menos buenos. ¿No es maravilloso?

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