y, diario, lo mucho que estarás enfadado contigo… Sí, sé que no tengo perdón por no haberte escrito nada durante meses, pero es que he tenido unos días muy complicados. Bueno… Lo cierto es que al principio estaba el frío y no me apetecía escribir, luego vino el buen tiempo y sólo tenía ganas de correr al aire libre, después llovía y no había nadie que me moviera del radiador… Pero todo ha cambiado, pienso volver a escribirte con frecuencia, como en nuestros buenos tiempos. Aunque… creo que empezaré mañana.
No, es broma, aún tengo que contarte lo más divertido de los últimos meses: mi dueño bebé está tan crecido que ya habla. Bueno, habla en el modo que lo hacen los humanos, con esos sonidos tan raros a los que llaman palabras. Y mi dueño pequeño ya dice unas cuantas, como por ejemplo… ¡Chic! Sí, diario, es capaz de llamarme para que vaya con él, y yo lo hago con tanta alegría que, al final, nos acabamos contagiando los saltos y los abrazos. ¿Y sabes qué? Lo primero que hace al llegar a casa tras la guardería es buscarnos a Orión y a mí, como si fuéramos sus dos mejores amigos. Y lo somos, por supuesto, unos amigos que siempre estarán juntos.