No queda mucho tiempo para que entremos de lleno en febrero, un mes que guarda algunas peculiaridades con respecto al resto del año. Primero, es el más corto de todos, pasando como un suspiro gracias a tener 28 días de media. Y segundo, es el mes más romántico, situándose el día de San Valentín justo en el medio, en el 14 de febrero. Y si es el mes más corto y, además, el mes más amoroso, ¿no se merece que lo celebremos como se merece? Pues sí, tanto si tenéis una pareja estable como si deseáis tenerla o, por el contrario, estáis detrás del amor de vuestra vida esperando que os sea recíproco, seguro que unos buenos regalos románticos por San Valentín allanan el camino hasta la consecución de dicho amor. Y no estamos diciendo que con regalos se solucionen todos los problemas, pero no cabe duda de que resultan de ayuda a la hora de demostrar cuáles son nuestros sentimientos.
Como suele ocurrir en estos casos, pudiera pensarse que los regalos de San Valentín son oportunistas, ya que dedicamos un día completo a algo tan importante como es el amor entre la pareja obviándolo del resto del año. Aunque esto no sea cierto en la mayor parte de los casos, porque convivimos a diario con la necesidad de sentirnos queridos y de demostrar a la persona más importante de nuestra vida que agradecemos todo el amor puesto en nosotros, correspondiendo ella de forma recíproca. Pero no nos engañemos: la rutina y lo cotidiano de la vida diaria hace que acabemos aplazando las celebraciones más íntimas y personales, por lo que tendemos a dejarnos llevar por el día a día sin que acabemos demostrando la pasión por los pequeños detalles. Y por eso es importante el día de San Valentín, para demostrar que, a pesar de la rutina, seguimos queriendo como el primer día. ¿Y qué mejor manera de demostrarlo que con unos regalos románticos? Y no sólo con regalos, por supuesto, porque todo el sentimiento que acompaña a dichos regalos de San Valentín es lo verdaderamente importante, siendo gratuito, desinteresado y excepcional. Razón de más para destacarlos aunque sólo sea un día.
Hagamos un experimento. ¿Cómo os sentiríais si llegara el 14 de febrero y no recibierais nada de la persona a la que más queréis? Dejando de lado el puro materialismo, algo que no vamos a defender, es en los detalles hechos con sentimiento donde se aprecia el verdadero gesto de una persona, aunque este provenga inducido por una fecha concreta. Quizá el día de San Valentín aporte cierta obligación al hecho de adquirir regalos románticos, pero a nadie le amarga ni un dulce ni un bombón, ramo de rosas, poema dedicado, un pequeño detalle o un gran regalo, porque, aunque no lo queramos confesar abiertamente, a todos nos gusta que nos mimen. Entonces, ¿por qué no mimar nosotros de idéntica manera? Empezando por quienes de verdad lo merecen, que no es otra más que la persona que estará siempre a nuestro lado.
Si no queréis sentiros abandonados en San Valentín, y pensáis en regalar vuestro sentimiento envuelto en cuidadoso papel decorado, los regalos románticos son el mejor punto de partida. Estos son siempre recíprocos, porque una sola sonrisa ya basta para saber que hemos acertado con nuestro detalle. Y no hace falta ni gastarse mucho dinero ni visitar miles de tiendas hasta dar con algo extravagante. Sólo dejarse llevar por el sentimiento, por los gustos de aquella persona que nos regala su presencia a diario y actuar en consecuencia, con un pequeño regalo envuelto en todo lo que sentís por ella. No falla, siempre enriquece la convivencia. Tanto los pequeños gestos a diario como los regalos de San Valentín concretos. Al fin y al cabo, cualquier excusa es buena para demostrar nuestro amor. Aunque esta excusa resulte inventada…