El chihuahua, o chihuahueño, es un perro de raza pequeña que es considerado, precisamente, como el más pequeño del mundo. Su nombre viene dado por dicha provincia mexicana en la que fue descubierto y domesticado del estado salvaje, encontrándose restos en las civilizaciones precolombinas de la zona que demuestran que el chihuahua fue un perro adorado por estas culturas.

El aspecto más destacado del chihuahua es su tamaño, pequeño y compacto, que desde siempre lo ha convertido en la raza ideal para domicilios relativamente reducidos. Su longitud es ligeramente superior a su altura, resultando de ello unas proporciones relativamente cuadradas que se situarían en torno a los 15-25 centímetros. Su cabeza es redondeada y de dimensiones proporcionadas al resto de su cuerpo, con un hocico corto y unas orejas grandes, estiradas y puntiagudas que caracterizan a simple vista a la raza chihuahua. Su musculatura es menuda pero fibrosa, con una cola larga que se arquea hacia arriba por encima de la línea del espinazo.

El chihuahua es un perro ágil, vivaz y muy movido con un temperamento aguerrido a pesar de su pequeño tamaño. No suelen tener un concepto claro de su envergadura lo que les hace enfrentarse a otros animales superiores en fuerza y dimensiones, por lo que habrá controlar bien este aspecto adiestrándolo correctamente.

Los chihuahuas son bastante sensibles al frío por lo que, si vivimos en un clima que tiende a ese tiempo, tendremos que abrigarlo sin exponerlo a las bajas temperaturas. Hay que tener cuidado con sus oídos porque tienen tendencia a las infecciones auditivas, así como a las oculares. El chihuahua es la única raza de perro que nace con el cráneo sin formarse al completo, existiendo zonas carentes de hueso (fontanelas) que no se cerrarán hasta que el cachorro alcance su maduración, debiendo prestarles especial cuidado sobre todo durante los primeros seis meses de vida.