Desde que el perro se domesticó siempre ha existido la necesidad de cogerlo manteniéndolo controlado en las ocasiones en que se requería, por lo que nacieron los collares para perros, una forma de sujetarlos con seguridad sin que por ello se les tenga que hacer daño. Ahora bien, está claro que así se evita que se escape o ataque a otros pero, ¿qué pasa cuando es otro perro el que ataca? El collar de pinchos surgió como protección hacia esa posibilidad ya que, por instinto, los perros atacan a la zona más sensible de todas: el cuello.
El collar de pinchos es la mejor defensa ante posibles mordiscos de otros perros protegiendo al máximo la zona del cuello. Con diferentes tamaños y longitudes de los pinchos, salpicando por completo todo el contorno del collar o sólo una zona concreta, protegeremos a nuestra mascota si, irremediablemente, se enzarza en una pelea con otro perro y esta acaba pasando a mayores. Todos los dueños de perro hemos pasado por una situación parecida, aquella en la que, por un segundo de descuido, nuestro mejor amigo se ha metido en una batalla de mordiscos. Afortunadamente, no suelen sufrir mordiscos en el cuello pero, ¿no es mejor preocuparnos de esa posibilidad? El collar de pinchas es una seguridad contra los infortunios, pudiendo colocar normalmente los pinchos hacia dentro en el caso de que seamos nosotros los que tengamos que imponer disciplina.
Entrando dentro del terreno del diseño, es evidente que el collar de pinchos también ha marcado cierta tendencia, sobre todo en el terreno más «punk» y alternativo. Muchas son las muñecas que han querido imitar al cuello de los perros atreviéndose a calzarse este accesorio tan característico. Y lo cierto es que hay tantos modelos que, incluso, resultan atractivos para una persona. Combinando pinchos con tachuelas, con multitud de colores… ¿A qué perro no le gustaría llevar un collar tan de moda que, además, ayuda a protegerle? Seguro que los dueños también están de acuerdo.