¿Cuántas veces habremos escuchado esta expresión? «Los perros son el mejor amigo del hombre», es una frase hecha que se utiliza con frecuencia entre todos los aficionados a estos animales y, en general, a todas las mascotas. Nadie que tenga un perro va a discutirla, todos coincidirán en que el cariño que te ofrece es tan grande e incondicional que es imposible que una persona pueda igualarlo. Ahora bien, ¿y a los que no le gustan los perros o han tenido la desgracia de no poseer nunca uno? ¿Se les puede convencer de los beneficios afectivos y sentimentales que aportan a los dueños y al resto de la familia? No sólo se puede sino que vamos a hacerlo.
Todos los perros plantean una serie de necesidades que han de estar siempre bien cubiertas, esa es seguramente una de las partes negativas y que cualquiera alegaría para no adoptar a uno de estos fantásticos animales. Las prisas de los tiempos actuales, la falta de tiempo al llegar a casa, las pocas ganas que pueden quedar tras hacerle frente al trabajo y a los hijos, el dispendio económico que supone el tener según qué razas… No se puede decir que sea egoísmo, es evidente que cualquiera tiene su propia opinión y la última palabra a la hora de administrarse, pero también es cierto que sacrificar parte de nuestra vida regalándola a cualquiera de los perros deseosos de compartir la suya es un acto humano y cargado de beneficios sentimentales, que acaba reportando una notable mejora en nuestro día a día.
Los perros no tienen intereses, no condicionan sus actos a ganancias de ningún tipo por lo que todo lo que nos regalan es eso: un regalo. La alegría de volver a encontrarse con su dueño tras unas horas sin verle, el afecto que transmiten sin que nadie se lo pida, la compañía que proporcionan en aquellos momentos en los que la soledad se vuelve amarga… Sí, los perros pueden llegar a ser como una persona, aunque sin las partes negativas que el carácter humano manifiesta continuamente. Cualquier dueño de perros puede corroborar la relación que se forma entre mascota y dueño, un vínculo irrompible que se mantiene intacto a través del tiempo y de las circunstancias. Los perros nos aportan seguridad, nos enseñan a amar la naturaleza y la importancia de mantener su equilibrio, desarrollan nuestras capacidades sociales, nos alejan del sedentarismo estimulando las ganas de hacer ejercicio y algo mucho más importante: se convierten en nuestro mejor amigo, aquel que da sin esperar nada a cambio. Los perros pueden ser el mejor amigo del hombre siempre que este se deje regalar esa amistad, aquí está la primera condición. ¿Hay alguien que no esté dispuesto a asumirla? El resto, es incondicional.