Diario de una vida de perros: de viaje en una autocaravana

Día 252.

abes qué es lo mejor de viajar en una autocaravana? Ya te lo comenté ayer, diario, que cada vez que paras existe un mundo nuevo que rastrear y marcar. Pero también tiene sus inconvenientes, claro, y uno de ellos es convivir en un sitio muy pequeño con tus dueños y compañeros cuando llega el momento de ir hacia una nueva parada. Imagínate, a nada que estires un poco las patas ya llegas al otro extremo de la casa.

A Orión no le hacía mucha gracia lo de estar dentro de una caja en movimiento. Recuerdo que, cuando arrancábamos, se ponía a correr de un lado para otro y a gruñir, como si los ruidos del motor y de la carretera fuesen algún tipo de peligro del que tenía que defendernos. Aunque tampoco tardó demasiados días en acostumbrarse al movimiento, pero no ocurría lo mismo con los sonidos que se escuchaban de noche en todos aquellos lugares en los que parábamos. Era oír el sonido de algún niño a lo lejos o de algún animal y ponerse a ladrar, con lo que acababa contagiando al resto de perros del camping, incluidos Rodolfo y yo misma. Y claro, cualquiera dormía con tanto escándalo…

Por suerte, las vacaciones fueron lo suficientemente largas como para acostumbrarse a todo. Incluso Orión consiguió evitar las tentaciones de ladrarle a cualquier ruido. Y mira que llega a ser cabezota cuando se empeña…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.