Diario de una vida de perros: arnés o collar, un verdadero dilema

ollar o arnés? Difícil pregunta, diario, ambos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Por un lado, el collar puede resultar más cómodo a la hora de caminar ya que no roza con las patas al moverse. Pero aprieta el cuello, claro. Y el arnés ofrece menor resistencia cuando la correa se tensa, pero es más molesto conforme el perro es mayor en tamaño.

Vale, te estarás preguntando a qué vienen estos dilemas si, realmente, es nuestro dueño el que va a elegir por nosotros. Pues es que el mío ha empezado a usar arnés cuando yo siempre he sido de collar, por lo que me siento algo extraña cuando salgo de paseo y camino arrastrando las orejas por el suelo, mientras siento esas tiras de tela rozando con mi cuerpo. No he de negar que con el arnés me siento algo más libre, pero creo que no acaba de encajar conmigo. Además… ¡Los collares son más bonitos!

Con el collar tan atractivo que tenía, de color morado y decorado con figuras de cristal… Aunque tampoco pienses que el arnés es feo, sólo es que no me acabo de hacer a llevarlo. ¿Tú crees que me acostumbraré?

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