El juego en los cachorros, parte dos

Parte anterior.

El juego en los cachorros.

Socialización canina.

Es esencial que el cachorro pase al menos las primeras ocho semanas en compañía de su madre y sus hermanos. Nosotros no debemos intervenir ni cortar estas manifestaciones de juego y lucha. El cachorro debe aprender a respetar a su madre y a otros ejemplares adultos si los hay, cosa deseable si su presencia no afecta negativamente a la cría.

Estas semanas se encuentran dentro del llamado “periodo de socialización”, crucial en su vida, ya que es aquí donde se produce la asimilación de todo lo que va a permitir al cachorro ser un adulto equilibrado en el futuro. Si hemos respetado esto, tendremos la mayor parte del camino recorrido.

Nuestra función.

A partir de ahí interviene el hombre. Igual que su madre y hermanos le han enseñado a no morderles, ahora nosotros tenemos que finalizar esta enseñanza de la misma manera. ¿Cómo? Nunca debemos permitir que un cachorro muerda nuestras manos o pies, y si lo hace debemos parar esta acción y reprenderla.

El juego en los cachorros.

El mayor problema lo tendremos en cachorros que han sido separados a una edad demasiado temprana de su camada. En ellos necesitaremos más tiempo y paciencia. No se recomienda utilizar el castigo ni perder los nervios, ya que interpretará que estamos jugando. Esto es lo que pasa frecuentemente con los niños, que se revuelcan con ellos y agitan manos y pies, consiguiendo perpetuar el juego y por consiguiente los mordiscos. Los padres deben mediar en estos casos en las sesiones de juego de sus hijos con el cachorro, enseñándoles a utilizar siempre un juguete y a interrumpir la sesión inmediatamente si el animal se muestra excesivamente brusco.

Por otro lado, es esencial que el cachorro se relacione con otros congéneres, y si no podemos proporcionarles esas interacciones, podemos acudir a “clases de cachorros”, muy beneficiosas tanto para los perros como para sus propietarios.

Por último, el nivel de ejercicio que proporcionemos al cachorro será directamente proporcional al de tranquilidad y equilibrio. Está demostrado que el ejercicio es beneficioso tanto en las personas como en los animales. Los perros que están continuamente encerrados en apartamentos se ven tristemente avocados a una vida aburrida y a trastornos del comportamiento, como la mordida excesiva.

Autora: Rosana Álvarez, Etóloga Veterinaria.

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